Cuando mi corazón deje de latir,
y cuando mis pensamientos dejen pues,
de ser escritos,
olvidaré lo que esos trastes me hicieron sentir,
alguna vez.
Cuando mis pasos sean en vano,
y cuando esta nube rosada,
se disperse en el tiempo,
y en el lamento del viento,
olvidaré lo que sus voces inculcaron en mí.
Y olvidaré también,
esa voz de fondo,
que me recuerda el aroma de tu cuerpo.
Y será entonces,
que nada más importará,
si veo tu sonrisa cada día,
y si en mis cascos,
sigue retumbando su áspera
y
melodiosa voz.
KM.
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